viernes, 11 de marzo de 2011

Lo de siempre




Esta mañana he salido de casa a la hora de siempre. El cielo, oscuro, se ha ido aclarando lentamente con la luz que se filtraba a través de las nubes. Dos palomas discutían sobre un cable. Una perdiz cruzando la carretera me ha hecho frenar. Lo de siempre.
Entonces, al encender la radio, dos palabras: once eme.
Hoy es 11 de marzo. Hace justo siete años desde que 192 personas, madrileños o de fuera, españoles o extranjeros, hombres y mujeres, nacidos o aún no, perdieron la vida. Nunca más harán lo de siempre. No volverán a ver el sol, ni las nubes, ni las palomas.
Y seguimos sin saber por qué. Ni quién. Sabemos, vagamente, parte del cómo. En ello se demuestra la indecencia generalizada de nuestros políticos. Nadie quiere saber. Ningún partido, que yo sepa, ha expresado su intención de no dejar piedra sobre piedra hasta averiguar quién fue, por qué y para qué. Hasta que todos los culpables (instigadores, autores intelectuales y materiales, encubridores, y, ojalá, todos los que se han tapado los ojos y no han querido ver), reciban su merecido castigo.
Porque tal y como estamos, ¿quién nos asegura que no lo van a volver a hacer?

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