martes, 15 de febrero de 2011

Paz

Está lloviendo a cántaros. Las niñas, dormidas. Silencio. Bendito silencio. Sólo se oye golpear la lluvia sobre los cristales. Bueno, y un perro que ladra a lo lejos. Y el lavavajillas. Y la nevera que enciende el motor. Y un imbécil que pasa con la moto, subiendo la cuesta con el tubo de escape roto, como todos los días varias veces. Y las niñas siguen tosiendo. Y ahora, el maldito perrito negro y blanco que viene todos los días a hacerles cortes de mangas a mis perros se ha plantado bajo la farola, y los perros se han vuelto locos. Y los perros de los vecinos se suman a la juerga, y un coro furioso de ladridos y aullidos se extiende por los encinares, como una marea negra, ampliando su radio...
Viva la paz del campo!

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